Situación de la Educación en El Salvador
Profesor Rudis Flores
Universidad de El Salvador
Contexto histórico de
la sociedad salvadoreña
Una mirada histórica sobre las condiciones materiales de
vida de la población salvadoreña se fundamenta en la propiedad colectiva de
los medios de producción y la
distribución equitativa de los bienes comunes, que se heredan y se transmiten
de generación en generación, lo cual como diría Durkhein, nos lleva a comparar
sociedades atrasadas donde existían fuertes estados de conciencia colectiva,
con una solidaridad mecánica y las sociedades modernas donde la organización de la producción se da a partir de la división social del
trabajo generando contradicciones profundas que marcan el surgimiento de la
propiedad privada, las clases sociales y comienza una lucha de clases entre los
dueños de los medios de producción y los trabajadores que se convirtieron en esclavos.
La inserción de la burguesía salvadoreña en las nuevas
relaciones capitalistas a nivel mundial pos independencia, los obligaban asumir similares mecanismos de
acumulación como los utilizados en el caso ingles durante los siglos XIV al
XVI, que comprendían la depredación de los bienes eclesiásticos, la enajenación
de los bienes fraudulentamente por parte del Estado, el saqueo de las tierras
comunales, convirtiéndose este último en el elemento central para el cual se
emitieron una cantidad de leyes agrarias.
Estos procesos de expropiación de la tierra a los
campesinos, condujeron a luchas históricas que se reflejaron en momentos de
mayor intensidad como los hechos de 1832 y 1932, este último, donde se masacro
a más de treinta mil indígenas quienes reclaman un derecho que se les arrebato
desde los procesos de descubrimiento y colonización.
Esta
realidad histórica, también está plagada de acontecimientos económicos,
políticos, sociales; el militarismo jugo un papel trascendental, la dictadura
militar como forma de Estado, se fundamentó desde 1931, en una alianza entre
una fracción ultraderechista de las Fuerzas Armadas y la Oligarquía. En el
transcurso de más de medio siglo esta alianza produjo cerca de 150 mil
víctimas como producto de la violencia
armada directa y cientos de miles a causa del hambre y las enfermedades; sufrió
altibajos provocados por la lucha popular como factor determinante y como
consecuencia, por la emergencia coyuntural de otra fracción de las clases
dominantes y grupos de militares democráticos que intentaron desplazar a la
fracción de la oligarquía que detentaba la hegemonía, pero sin poder cambiar el
carácter oligárquico del régimen.[1]
La
guerra civil se inició en la segunda mitad del siglo XX, en enero de 1981
cuando el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional emprendió una
ofensiva general contra la dictadura militar y el régimen oligarca. Las
condiciones políticas y económicas del país
propiciaron un proceso de acumulación de fuerzas revolucionarias, políticas y
militares durante la década de los 70s y 80s que permitió el surgimiento de las
cinco organizaciones que pasarían a conformar el FMLN[2] generando
un proceso de guerra de guerrillas y generalizando la lucha de la ciudad al
campo.
En la
década de los 80s la guerra de guerrillas se expandió por todas las ciudades, y
la acompañaba el movimiento de masas con capacidad de librar
las batallas en las fábricas, las calles, barrios y colonias permitiendo
cualificar la lucha revolucionaria, alcanzando un equilibrio militar, que
políticamente significo la existencia de un doble poder, convenciendo a los
norteamericanos de la necesidad de negociar el conflicto ante la incapacidad de
FAES de derrotar militarmente a un ejército guerrillero de tres mil
combatientes.
Educación y modelos
económicos
Si bien la educación por sí sola, no puede concebirse como
motor de cambio, porque desde la realidad educativa no se es capaz de
transformar las condiciones de explotación y las injusticias que vive la
sociedad capitalista, más, sin embargo, es un elemento fundamental para
alcanzar el desarrollo económico y social.
En El Salvador, su modelo educativo tiene un carácter
preponderante en un momento histórico de desarrollo del capitalismo, este
reproduce sus valores, justifican y defienden a la clase dominante, teniendo la
escuela una deuda en asumir la responsabilidad de promover la justicia social
y luchar por las condiciones de desigualdad, por lograr el desarrollo integral
de la personalidad en su dimensión espiritual, moral y social, como lo
establece el artículo N° 55 de la Constitución de la Republica.
A través de la
historia es posible verificar como la educación responde al modelo económico
vigente, y las diferentes reformas educativas impulsadas en El Salvador ponen
de manifiesto esa tesis, por ejemplo, la primera reforma educativa surgida en
los años cuarenta, bajo la dictadura militar de Maximiliano Martínez, tenía
como propósito la formación de una conducta en el estudiante que respondiera a
las exigencias de la época con poca capacidad de asimilar la realidad. La
reforma de los años sesenta tenía como sustento el modelo económico industrial
que exigía mano de obra calificada para el desarrollo de toda la producción
industrial, hacia a dentro y sustituir al de importaciones, en ese marco el
sistema educativo se replanteo desde la educación Parvularia hasta la Superior.
Con la puesta en marcha del neoliberalismo, se generan
cambios en la educación que responden al mercado y a partir de las medidas de
reajuste estructural se deja de invertir lo suficiente en la educación, la
empresa privada sostiene que debe asistir a la escuela solo el que tenga y
pueda, se reducen los bachilleratos de tres a dos años con la intención de
contar con abundante mano de obra, barata, para las transnacionales que comenzaron a llegar al país producto de la
expansión de los países ricos sobre los países pobres propiciando una especie
de neocolonialismo que tiene como principios la explotación de la fuerza de trabajo y la depredación de los
recursos naturales.
La Educación y sus
desafíos
La Educación en El Salvador hoy en día continúa presentando
serias dificultades en relación a la calidad y a la pertinencia de los
aprendizajes, situación que se manifiesta en los problemas de repitencia,
ausentismo, deserción escolar y sobre edad. De igual manera los procesos de
evaluación siguen mostrando la baja en los aprendizajes de las niñas y los
niños.
Existe servicios educativos incompletos, que se manifiestan
en la falta de infraestructura adecuada a las necesidades de las y los
estudiantes, infraestructura dañada, falta de equipamiento y recursos
tecnológicos, etc. A esto se suman las
limitaciones en débil rol social de la escuela y el débil trabajo con la
comunidad y con los diferentes actores del territorio. El riesgo social al que
se enfrentan la población a diario es de igual manera preocupante.
La formación del profesorado sigue siendo un desafío, las
aulas continúan siendo espacios cerrados, con enfoques y metodologías
tradicionales y con evaluaciones centradas en el número. Esta situación
favorece las condiciones de exclusión, más que el acceso y la permanencia de
las niñas y los niños y la población joven en los procesos educativos. Estas y
otras problemáticas son los principales desafíos que hoy en día se ha planteado
el gobierno de El Salvador, a través del ente rector de la educación.
El Ministerio de Educación se ha planteado la necesidad de
la transformación, para la construcción de un nuevo Modelo Educativo que,
fundamentado en los marcos normativos internacionales, nacionales y las
necesidades que demanda la sociedad salvadoreña, concibe la Educación como un
Derecho, como una necesidad y como un acto de Justicia. Para ello ha diseñado el Plan Social
Educativo “Vamos a la Escuela” que se fundamenta en los procesos de exclusión
social al que se enfrentan los estudiantes.
Uno de los aspectos claves a entender de la educación, son
los avances que esta tienen en relación a los cambios tecnológicos, cada
momento histórico de la educación nos impone retos. Recuerdo que trabajaba por
el año de 1992, todavía finalizando el conflicto armando en El Salvador, como
responsable técnico en educación de nueve comunidades con una ONG, en el norte
de Morazán y San Miguel, donde impulsábamos la educación básica y la educación
de adultos. Un elemento clave en este proceso era aprender haciendo, por
ejemplo, trabajamos en la elaboración de maquetas con los niños sobre la
representación gráfica de su comunidad y estas eran elaboradas con materiales
específicos de la zona, con una botella representábamos el rio, con granos de
maíz representábamos la producción y la construíamos en el suelo. Con el
programa para educación de adultos, propuesto por Paulo Freire, no se podía
enseñar si no gracias a la experiencia de los adultos en su comunidad y era muy
efectivo.
Cito este ejemplo, porque hoy en día nos enfrentamos a los
nativos digitales, procesos de formación virtual, avances agigantados de la
ciencia y la tecnología, y aun cuando muchos de estos procesos son virtuales se
hace necesario que los estudiantes produzcan conocimientos y los pongan en
circulación y eso solo se logra haciendo. Nuestra tarea hoy debe fundamentarse
en la mediación pedagógica a partir de la ecología de saberes, saber que
nuestros estudiantes también saben y eso nos lleva a construir juntos.
Toda época como la actual exige procesos de producción de
conocimiento mediante la formación profesional y procesos de gestión académica
en momentos donde la comunicación genera procesos acelerados de información que
provocan incertidumbre y desorientación inclusive en la educación superior. En
el caso de la educación superior, la universidad bajo esta realidad debe
plantear algunas ideas de como revertir el impacto provocado por el modelo
neoliberal, debe formar nuevas generaciones con una visión de crear un nuevo
orden sociocultural basados en los principios de la universidad, democrática,
popular, libre y humanista, es importante aportar mediante la experiencia
académica hacia una contribución científica, cultural y tecnológica al proceso
de humanización desarrollo y calidad de vida en la búsqueda del bien común.
La universidad no puede seguir en un mundo asilado,
valiéndose de su autonomía para no decir nada sobre los problemas más sentidos
por la sociedad salvadoreña, los nuevos desafíos en los procesos educativos
orientados al aporte de la sociedad no pueden seguir estancados en las
universidades del siglo XIX, con profesores del siglo XX y con estudiantes del
siglo XXI, influenciados por el desarrollo tecnológico que demandan de nuevos
procesos de formación y que pasan por la actualización del conocimiento.
Referencias
Bibliográficas
- Boletín
Venceremos, Documento de la Resistencia Salvadoreña. 1986 “Los Sectores
Populares, tienen su opción, la opción de la Democracia, por el fin del militarismo,
la opción Popular Democrática y Revolucionaria
-
Opiniones y Estudios Sociológicos http://opinionesyestudiossociologicos.blogspot.com/
[1] Boletín
Venceremos, Documento de la Resistencia Salvadoreña. 1986 “Los Sectores
Populares, tienen su opción, la opción de la Democracia, por el fin del
militarismo, la opción Popular Democrática y Revolucionaria
[2] El
frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, (FMLN) se conformó de cinco
estructuras político militares; El Ejército Revolucionario del Pueblo, (ERP),
El Partido Comunista Salvadoreño (PCS), las Fuerzas Armadas de la Resistencia
Nacional, (RN), Las Fuerzas Populares de Liberación (FPL) y El Partido Revolucionario
de los Trabajadores Centroamericanos.