EL SALVADOR: SE
MUERE EL INSTRUMENTO POLÍTICO (FMLN) SURGIDO DE LA SANGRE DE MILES DE COMBATIENTES,
ESTUDIANTES, CAMPESINOS MUJERES Y HOMBRES
Rudis Yilmar Flores
Profesor investigador de la Universidad de El
Salvador
El resultado de las elecciones del 28 de febrero en el cual el FMLN como
partido político esta apunto de desaparecer me trae sentimientos encontrados;
desde su fundación como partido político antes de 1994 contribuimos grandemente
con mi padre, madre, hermanos, hermanas con actividades para recaudar fondos y
pagar la sede donde teníamos el partido y y fuimos fundadores del partido.
Participamos en todos los procesos electorales, en los organismos electorales,
en los organismos de vigilancia del partido, dejamos el pellejo cuando el
centro de votación era la Roosevelt y como miembro de la Junta Electoral
Departamental hasta el 2015, defendí cada voto para el partido y nunca optamos en
mi familia a ningún cargo público y tenemos empleo por nuestras capacidades.
Seguramente muchos de los que están ahora en el partido no saben ni como
se fundó, ni pueden sentir lo que sentimos muchos, que ahora vemos morir el
instrumento político que surgió de la guerra producto de la lucha y la sangre
de miles de combatientes que lucharon por la construcción de un mundo más
justo.
Uno de los grandes problemas
desde que el ejército guerrillero se constituyó como partido político es haber
perdido la humildad, lo cual los arrastró por una parte a la ostentación,
muchos dirigentes comenzaron a vivir de la política e hicieron de la hacienda
pública una rueda de caballitos; este vicio se puso de manifiesto en su forma
de vida: camionetas de lujo, diputados y ministros con cuatro policías de
seguridad, mientras la mayor parte de la población dada las condiciones de
seguridad que vive el país se exponen a ser objeto de la violencia en su vida
cotidiana, compras de prendas y ropas en almacenes hechos para la clase
dominante, no renunciaron a las prebendas que tenían los funcionarios de
derecha, con sueldos y sobresueldos de miles de dólares, bonos, seguros de vida
suntuosos, combustible, gastos de telefonía pagadas con fondos públicos, viajes
al extranjero.
En la política solo es
posible dos cosas: una es hacer política, lo que implica poner los intereses de
las mayorías y gobernar situando en el centro de las políticas públicas al ser
humano, que en las sociedades capitalistas sigue siendo una utopía y dos vivir
de la política, por ejemplo, cuando se saborean las mieles del poder, los
políticos sufren de amnesia, se olvidan del proyecto que representan y se
acostumbran a implementar estimulantes para la reducción de la pobreza como son
los programas sociales con carácter asistencial.
Por otra parte, la soberbia
de la dirigencia les pasó factura, los volvió sordos y ciegos; en el 2009, que
lograron el ascenso al ejecutivo, la dirección del partido asumió dualidad de
funciones como miembros de la comisión política del partido, y en el Estado
como diputados o ministros, esta práctica conllevó en un distanciamiento de las
masas y al interior del partido se despreció el debate, se marginó a los que
propiciaban la discusión sobre el rumbo del partido, los proceso de elección de
las autoridades centrales, departamentales y locales no tenían nada de
diferente a los fraudes electorales que se generaban bajo las prácticas de los
gobiernos de corte dictatorial, se depuraban del padrón electoral a los viejos
militantes comprometidos con los procesos de lucha desde la guerra y se
ajustaba con nuevos militantes que obedientemente votaban con una línea
establecida, cayendo en un círculo vicioso de repetición de cargos de los
mismos dirigentes y mostrando una discrepancia frente al debate, aduciendo
tener siempre la razón y calificando de desobediencia. En este contexto la
desconfianza en la población crece, en la dirección se hacen los sordos frente
a las críticas de la opinión pública y de la militancia.
También, es conveniente
anotar, la realidad del movimiento
social y su desarticulación después de los Acuerdos de Paz de 1992, ya que se da un movimiento de reflujo, es
decir ya no se observa el movimiento social
fuerte de los años 70 y los 80, que en el proceso de guerra se vinculaba
directamente con la lucha revolucionaria cuyas máximas expresiones fueron la
Unión Nacional de Trabajadores salvadoreños (UNTS), La Federación Nacional de
Trabajadores (FENASTRAS), Asociación Nacional de Educadores Salvadoreños (ANDES
21 de Junio), la Asociación General de Estudiantes Universitarios (AGEUS)
Esta situación de apaciguamiento del movimiento
obedeció a varias razones, por una parte había un nuevo momento, un nuevo
periodo marcado por el proceso de democratización que el país comenzaba a vivir
después de doce años de guerra y que el movimiento social se había convertido
en un factor determinante en la lucha urbana, a partir de este momento hubieron dificultades por parte de las
organizaciones sociales y populares y de las dirigencias para redefinir su
papel, pero también hay otro elemento, el cansancio de la guerra que ocasionó
un desgaste bastante alto en vidas , y con la
firma de la paz hay como cierta
calma donde los niveles de lucha se ven reducidos a unas pocas actividades,
pero también hay un elemento adicional
que es importante destacarlo, y que está relacionado con el impacto en las
organizaciones sociales, es el
Modelo Neoliberal como tal, que
bajo la lógica del libre mercado
prácticamente los sindicatos tienden a desaparecer, porque estos distorsionan
el mercado y ahuyentan la inversión extranjera.
Bajo esta realidad
diferentes organizaciones sociales particularmente el movimiento sindical fue
profundamente golpeado, con despidos, con desintegración de sindicatos. Esta es
la realidad después de los acuerdos de Paz, y lo que resultó evidente es que los
problemas que estaba enfrentando el pueblo siguen estando presentes, aun cuando
el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) después de ser un
ejército guerrillero, se convirtió en partido político.
Schafik Hándal, sostenía una
tesis: que el único enemigo que podía derrotar al FMLN era el mismo FMLN, la
derrota abrumadora sufrida en las elecciones del 28 de febrero, queda
demostrado que el Frente se derrotó a sí mismo; porque los intereses de su
dirección se sobrepusieron a los intereses de un país, al convertir el partido que surgió después de la guerra
civil, con los acuerdos de paz en una empresa de unos pocos y aislar una buena
parte de la militancia al ser críticos sobre la forma de conducir el gobierno,
y la toma de decisiones al interior del instituto político.
Las
elecciones del 2015, parecían augurar el rumbo que la izquierda tomaría en los
próximos años, como consecuencia de aspectos estructurales del Frente, otros
coyunturales como la lucha mediática y de miedo de los medios de comunicación
de la clase dominante, el desgaste de ser partido oficial y la guerra mediática
permanente de la derecha a través de los medios de comunicación masivos.
Al igual que en la mayoría
de países de América Latina, lo que sucede en la izquierda salvadoreña como lo
señala Boaventura de Sousa (2018), es que tiene una enorme dificultad en
conocer las experiencias de otras fuerzas de izquierda en otros países y en
estar dispuestas a aprender de ellas. No están interesadas en conocer
profundamente las realidades políticas de otros países ni tampoco dan la
atención debida al contexto internacional y a las fuerzas económicas y
políticas que lo dominan. La desaparición analítica de las múltiples caras del
imperialismo es una prueba de ello. Además, tienden a ser poco sensibles ante
la diversidad cultural y política del mundo
En las elecciones
presidenciales del 2019, el FMLN sufrió una derrota electoral que lo posicionó como
tercera fuerza. Estaba claro que se necesitaba un golpe de timón desde el
triunfo de Sánchez Cerén en el 2014, donde
ganó con una cantidad moderada de votos y los próximos resultados
obtenidos en el proceso electoral del 2015 de alcaldes y diputados reflejaban
el desgaste político y el efecto en la población donde pasó de contar de 31 a
22 congresistas; es en este contexto que se esperaba que la vieja dirección del
partido propiciara un ambiente favorable en la militancia y en la clase media
que pedía cambios significativos en su forma de tomar decisiones,
contrariamente se siguieron cometiendo errores y se mantuvo y protegió a
dirigentes vinculados a casos de corrupción, se aisló a quienes tienen
pensamiento crítico sobre el actuar del partido, desestimando que la unidad es
un elemento fundamental en un proyecto revolucionario y esto no está presente
en la izquierda en este momento.
Se necesitaba una izquierda
renovada, no pragmática viviendo del discurso de la guerra, ensanchada en el
populismo de izquierda del siglo XXI. Su renovación no pasó de ser un recambio
de cuadros más jóvenes hechos a la medida de la vieja dirigencia del partido,
es necesario un nuevo instrumento político ajustado a los nuevos tiempos y ahí
ya no caben los que han hecho de la política una forma de sobrevivencia.
En el nuevo contexto se vendrá una etapa de situaciones complicadas en
el país, mayor nivel de confrontación y nuevos escenarios donde surjan nuevas
opciones políticas, lo vimos con el PCN, PDC, ARENA, FMLN y después será nuevas
ideas que más allá de un partido es un movimiento político de moda sin
ideología, nuevas utopías políticas, estos partidos ya tuvieron su momento
histórico y si hay algo que reconocer es no culpar a la gente de su voluntad,
el 28 de febrero expresó su voluntad
como siempre lo ha hecho, aunque implique jugar a la ruleta rusa como siempre
lo ha hecho. No es que Nuevas ideas les resolverá sus problemas, pero no han
tenido más que elegir.
La
debacle de la izquierda salvadoreña afirma que la experiencia es costosa,
dolorosa y lamentable, dado que retrasar de nuevo las metas, replantear formas
de organización, retomar experiencias que fueron exitosas y depurar lo que nos
ha provocado golpes y caídas es un tramo largo, necesario y con discusiones
inteligentes. Los protagonismos mesiánicos deben ser guardados en el baúl de
las experiencias nefastas, las actuaciones compulsivas son ingredientes que
sobran y vinagretas que indigestan todo proceso político emancipatorio. Los
caminos transitados en el ayer no son senderos de victoria en el ahora, pero
son parte del arsenal analítico que nos ayude a comprender la realidad social
que nos rodea. Tenemos un enemigo poderoso, hábil, mutante, con muchos recursos
y desplazamiento, sus alianzas estratégicas son numerosas, tecnológicamente nos
atropella y sabe seducir con el lenguaje
Ahora vemos un partido que muchos fundamos y dejamos parte de nuestra
vida desde la guerra y como partido político. Un nuevo instrumento político,
nuevos movimientos sociales tendrán que aparecer en los nuevos tiempos con una
nueva ruta de lucha.
Por ahora la memoria de los compas caídos, seguirá quedando para los que
los vimos morir.
Para ellos “HASTA LA VICTORIA SIEMPRE”