DEMOCRACIA, VIOLENCIA Y CRECIMIENTO URBANO EN EL SALVADOR

 
Rudis Yilmar Flores Hernández
Sociólogo, Profesor de la Universidad de
El Salvador, San Miguel, C.A

RESUMEN
El siglo pasado nos enfrento a procesos que se vinculaban al autoritarismo y a las dictaduras militares, golpes de estado y donde la democracia adquiría un carácter representativo y no participativo, todo el tiempo la participación de la población se reflejo en la asistencia a los procesos electorales que a la luz de la opinión pública terminaban transformándose en fraudes electorales
En el Salvador después de finalizado el conflicto armado y con la firma de los acuerdos de paz el país comenzó un proceso de transición democrático con muchas dificultades ya que la democracia no es algo mecánico, si no que se construye sobre la satisfacción de las necesidades más sentidas de la población, poniendo a funcionar el estado a favor de las amplias mayorías.
En esta transición se afrontan problemas como la delincuencia que al igual que el económico, son las mayores preocupaciones de la población.
El modelo económico implementado en los últimos 20 años produjo diferencias profundas en las formas de vida de la población y provoco la desaparición casi en su totalidad de rubros como la agricultura que propicio procesos de migración, provocando todo un crecimiento urbano que se aprecia desde los asentamientos urbanos, hasta las construcción de las ciudades cerradas.

             

América Latina es una región con muchos componentes similares, pero también con una gran diversidad. La globalización le da algunas características similares en el funcionamiento económico con la puesta en marcha y el ya agotado Modelo Neoliberal, sin prejuicio de la diversidad que proviene de su propia historia, en materia política cada país es un caso concreto y especifico, con grandes diferencias en sus estructuras sociales culturales y políticas.
En muchos países de la región, la lucha por la democracia viene desde principios del siglo xx, bajo la lógica de crear una sociedad más justa donde no predomine la Democracia formal, si no una Democracia participativa, donde el Estado consuma un papel fundamental en el cumplimiento de una función social que garantice el goce de todos los derechos de los ciudadanos.
La conquista por la democracia real ha tenido a su base la lucha de los distintos sectores organizados de la sociedad, tanto a nivel político como militar y que lograron ganar y construir espacios tal es el caso de la revolución Cubana y los procesos revolucionarios, tanto en Centroamérica como en América del sur.
Con la finalización de los conflictos armados  y las dictaduras militares, en la región se han  propiciado nuevas condiciones para construir una verdadera democracia representativa, con el goce de espacios que permitan consolidar la participación de la población en la toma de decisiones y en la búsqueda de un proyecto alternativo que de cómo resultado, el retorno del abandonado Estado producto del Neoliberalismo y se recupere la ciudadanización.
En El Salvador las últimas tres décadas del siglo xx, marcan experiencias autoritarias y proceso dictatoriales, sumergido en una condición de pobreza, atraso, dependencia y subdesarrollo, lo cual en el presente conlleva a un sentir generalizado de una revalorización de la democracia, orientada a un fin en sí misma, como un verdadero estilo de vida, más que como un instrumento para alcanzar determinados objetivos, como ocurría en el pasado, la democracia debe plantearse como un régimen político que resuelva la forma de gobierno y la relación de la ciudadanía con el Estado, con énfasis en la libertad, la justicia, y la participación ciudadana.
Es importante apuntalar que la sociedad Salvadoreña vivió en la década de los años 80 del siglo pasado, el inicio de una guerra civil marcada  por la falta de espacios democráticos que permitieran la participación directa de la población en la toma de decisiones, esta lucha dura doce años y culmina con los Acuerdos de Paz en 1992, que si bien llevo a la finalización del conflicto pero esta etapa que hoy vivimos de posguerra  es mucho más difícil bajo la lógica neoliberal del mercado.
El debate sobre la transición de posguerra en El Salvador continua abierto, dieciséis años de iniciado este proceso. Uno de los aspectos cruciales de la discusión es la dimensión democrática de esta transición, en todo caso se pensó que si se daba esta transición, esta debía ser necesariamente democrática, pero la realidad demostró que no se trataba de algo mecánico que nos conduciría a un régimen de estas dimensiones.
En cierto modo, El Salvador en los últimos tiempos debió perder la brújula en el tema del cumplimiento de los  acuerdos de paz, ya que estos fueron suscritos como un requisito imprescindible para avanzar en los nuevos propósitos de la democratización social y política del país, pero a estas alturas existe un déficit en su cumplimiento según lo pactado en Chapultepec y Nueva York.
En ausencia de mejores condiciones democráticas, ha sido notable el aumento de los problemas que generaron el conflicto armado, el empobrecimiento de la mayor parte de la población es evidente, la responsabilidad social del estado fue reducida a su mínima  expresión o sea el estado bajo el control de la clase empresarial.
La Democracia pierde vitalidad cuando trata de mejorar las condiciones de vida de la población. Por eso la tarea es, avanzar hacia una Democracia de Ciudadanía. Lo anterior consiste en organizar a la sociedad para asegurar y expandir sus derechos. Es necesario, para ello, una Democraticidad del Estado: esto es el grado en que el Estado ha organizado las relaciones sociales.
No puede haber democratización política por ejemplo; cuando los funcionarios públicos de alto rango se eligen en función de los intereses partidarios, llámense corte de cuentas, fiscalía general de la república, procuraduría general de la república, y sobre el papel de la asamblea legislativa que a través de las componendas entre los partidos de derecha han conducido al país a un retroceso en materia política, quedándose estancados y proclives a la corrupción , trafico de poder y de influencias  y al chantaje.
El país atraviesa un momento bastante difícil, con una serie de fisuras que reflejan un alto grado de conflictividad social y una clara  ampliación de la brecha entre ricos y pobres.
En este contexto es importante reflexionar sobre el comportamiento que ha tenido el país y la configuración  de la transición que hoy vivimos desde sus dimensiones económicas políticas y sociales.
Por ejemplo la poca vitalidad de nuestra Democracia Electoral para resolver los problemas de la pobreza se debe, a la infuncionalidad o disfuncionalidad de nuestras Instituciones. La que es causada por los condicionamientos, que los grupos de presión ejercen sobre el régimen político, principalmente millonarios y financieros. Opinión generalizada es que la estatalidad latinoamericana no garantiza calidad institucional. Por lo que hay poca democraticidad del Estado
La construcción de la democracia no será fácil, hay que recordar que en toda la historia  El Salvador siempre ha estado gobernado por la  los militares  y la clase dominante, la Constitución de la República es violada constantemente e impunemente, no existe una división de poderes, pues el poder ejecutivo a través del gobierno en el pasado reciente han  controlado los otros dos órganos como lo es La Asamblea Legislativa y El Órgano Judicial.
Los últimos 20 años han estado gobernados por el partido Alianza Republicana nacionalista (A.R.E.N.A), Y bajo la doctrina neoliberal comenzaron a implementar una serie de medidas antidemocráticas tales como el ajusté estructural, que propicio la reducción del gasto público en las áreas sociales y una serie de procesos de privatización que han, generado un aumento en los niveles de desempleo y provocando un éxodo masivo de salvadoreños a otras partes del mundo y de manera particular hacia los Estados Unidos en busca del sueño americano.
El modelo económico implementado en 1989, con la llegada del presidente Alfredo Cristiani al poder por medio del partido ARENA, comenzó toda una etapa de reformas neoliberales que condujeron al país a una polarización sin darle soluciones concretas a los problemas que dieron origen al conflicto armado.
Un aspecto de dichas políticas, es haber delegado las funciones del Estado a la clase empresarial, y esto ha provocado que durante los últimos 20 años se diera una ausencia completa de las funciones del Estado en resolver los problemas del país, como superar el analfabetismo que alcanza según datos oficiales del Ministerio de Educación del 25%, la falta de medicinas en los hospitales de la red pública, la falta de empleo, vivienda, alimentación.
Las medidas antidemocráticas de los últimos cuatro gobiernos desde (1989- 2009), establecieron una amplia brecha entre ricos y pobres, se generaron procesos de privatización en varia fases desde aquellos activos que no prestaban precisamente un bien público como las cementeras, los hoteles, puertos y aeropuertos y una segunda fase en la que se vendieron las empresas generadoras de energía eléctrica las telecomunicaciones y las pensiones, actualmente está en discusión la privatización del agua y la salud, también en el año 2001 se produjo el proceso de dolarización de la economía que beneficio a las transnacionales y los sectores empresariales en detrimento de las mayorías que comenzaron a pagar los costos de la dolarización al incrementarse de manera vertiginosa el costo de la vida y una caída de los salarios.
Según la Dirección de Estadísticas y Censos del país para el año 2000, el 80.6%  de la población padecía diferentes grados de pobreza, el 23% era extremadamente pobre y no  poseían un ingreso suficiente para los alimentos mínimos, un 27% contaba con un ingreso mínimo inferior al gasto de la canasta básica y un 30.60% carecía de ingreso suficiente para cubrir la canasta de mercado que en marzo de 2002 equivalía a $600.00.[1]
La realidad de los salvadoreños se volvió muy compleja ya que las necesidades más sentidas de la población no se logran resolver, esto necesariamente conduce a los sectores populares a una lucha permanente por la reivindicación de sus derechos y la respuesta de manera inmediata de los últimos dos gobiernos ha sido la criminalización de los movimientos sociales a partir de la creación de nuevas leyes como la ley antiterrorista y los planes mano dura y súper mano dura y el surgimiento de los juzgados especializados o “blindados” como las nuevas formas de represión del estado.
En contraposición los movimientos sociales han seguido profundizando los niveles de lucha en contra de los procesos de privatización del agua la salud, y la implementación de los mega proyectos que contemplan la construcción de represas en la zona norte del país y la implementación de la longitudinal del norte, los proyectos de explotación minera, la implementación de generadoras de energía eléctrica  a base de gas y carbón, los cuales ponen en peligro la sostenibilidad de los pocos recursos naturales que le quedan al país y todo el proceso de degradación ambiental que estos están generando.
En este contexto el país se encamino también a un proceso de desestabilización, los salvadoreños comenzaron a emigrar tanto del campo a la ciudad a partir de las pocas oportunidades que los campesinos tenían para producir la tierra ya que el sistema bancario los asfixio con los créditos y el alto precio de los insumos agrícolas, obligando a muchos, partir hacia los Estados Unidos  en busca de mejores condiciones de vida.
Después de la finalización del conflicto armado la realidad política  del país comenzó a tomar un rumbo distinto ya que por primera vez en la historia salvadoreña un grupo guerrillero (FMLN), con la firma de los acuerdos de paz paso a constituirse como instituto político y la lucha paso a un plano eminentemente político en la búsqueda de la conquista del proyecto histórico clamado por el pueblo salvadoreño.
Los procesos electorales desde marzo de 1994, se han convertido en la bandera de lucha para la conquista de la democracia ya que estos  solo han estado al servicio de la clase dominante y limitándose a la participación de la población en dichos eventos electorales pero sin derecho a elegir ya que las instituciones están diseñadas para permitir el fraude legal.
En todos los procesos electorales la derecha ha invertido millones en una campaña de terror lo cual ha propiciado que los gobiernos no sean representativos pues se han utilizado los medios de comunicación para infundir miedo a través de sendas campañas que terminaban obligando al electorado a darles el voto.
Esta realidad se revirtió en el los últimos dos procesos electorales del año 2009 tanto en elecciones legislativas y municipales y presidenciales a partir de la toma de conciencia de la población donde pesaron más los problemas económicos y sociales que la propaganda mediática fundamentada en miedo a un cambio que no corresponde a los intereses de la clase dominante.
Sin embargo es de destacar el nivel de acumulación de fuerza que ha tenido la izquierda en los últimos años y aun cuando a ganado las elecciones presidenciales  del 15 de marzo del 2009 y que tiene mayoría de diputados en la asamblea legislativa (35) y haber ganado alrededor de 98 alcaldías el camino por la construcción de la democracia a un no termina, en todo caso  se puede tener el control del gobierno, pero no se tiene el poder suficiente por el hecho de que muchas instituciones seguirán siendo manejadas por la derecha que logra tener el control de la asamblea legislativa representada por tres partidos de derecha , órgano judicial y sobre todo el poder económico.
Después de 77 años del levantamiento campesino de 1932, no solo se ha logrado derrotar a un partido político sino que se le logro quitar el control del gobierno, a quienes históricamente han promovido la exclusión social, la explotación, y la corrupción al más alto nivel y que nos ubica según Transparencia Internacional en la posición número diez de los países más corruptos de América Latina.
La tarea de la construcción de la democracia es una tarea pendiente de los acuerdos de paz y retoma mayor auge con el gane electoral de la izquierda  el 15 de marzo de 2009, representada por el F.M.L.N, por considerarse como el triunfo del pueblo y donde el estado de privilegios de que gozaba la derecha tienden a desaparecer y el nuevo gobierno debe tener en la agenda el trato preferencial por los pobres.
No cabe duda, existe una deuda histórica con el pueblo salvadoreño y su democracia, ahora se le presentan nuevos escenarios y nuevas formas de lucha ante la nueva realidad que vive el país y el mundo, aun cuando la izquierda gobierne es necesario romper los viejos esquemas de dominación y de explotación de la clase empresarial   que hoy en día siguen vigentes y que se niegan a aceptar que el mundo cambio.
La conquista de mejores condiciones que abonen el camino de la democracia son un reto fundamental en este momento en que por primera vez la izquierda partidaria con un candidato de la sociedad civil logra arribar al poder político, esto implica nuevos frentes de lucha para la defensa de los espacios conquistados ya que este triunfo electoral se considera como el triunfo del pueblo y por lo tanto debe expresarse en la implementación de políticas dirigidas y conducidas por el Estado en función de beneficiar a los sectores más desprotegidos.
Es importante mencionar que las democracias de los países centroamericanos se encuentran en procesos de consolidación y tropiezan  con  en un peligro permanente,  ya que las derechas a partir de las derrotas electorales han comenzado a reagruparse a nivel de América Latina, alentados por los grupos de poder en los Estados unidos y han emprendido una serie de laboratorios que quebrantan todo orden constitucional de los países, tal es el caso del golpe de estado propiciado contra el presidente constitucional  de la Republica de Honduras Manuel Zelaya.
Para los países que comienzan a caminar hacia la consolidación de la democracia el golpe de estado propiciado en  Honduras es un duro golpe y por lo tanto obliga a los pueblos a replantear las formas de lucha por la defensa te todos los frutos que a la población durante mucho tiempo se le habían negado.

LA VIOLENCIA COMO MAXIMA EXPRESION DE LA POSGUERRA
Hay  un elemento que adquiere gran trascendencia y que el  proceso de transición democrática no ha logrado resolver es el problema de la exclusión social, la mala distribución de la riqueza, la falta de empleo, de una vivienda digna, educación y que en los últimos años ha provocado un auge mayor  de la violencia en sus distintas manifestaciones en el seno de un orden social que le da la espalda a la gran mayoría  de la población en sus propios intereses.
Fenómenos como la violencia en todas sus formas se vieron florecer ya que se soluciono el conflicto armado pero los acuerdos de Paz en materia económica social no contemplaron reformas que permitieran una adsorción de los militantes tanto del ejército nacional como del ejército guerrillero.
Bajo esta gama de problemas, en informes brindados por Las Naciones Unidas nos ha llegado a clasificar como el segundo país más violento de América Latina después de Colombia que vive un conflicto armado, los niveles de inseguridad que vive el país son alarmantes se producen alrededor de 13 homicidios diarios y aumentan el fin de semana hasta 30 homicidios, el accionar del crimen organizado ligado a las estructuras de poder economico está a la orden del día al convertir al país en un puente del narcotráfico, las pandillas que operan bajo el esquema de rentas que se las imponen desde el vendedor de paletas hasta la mediana empresa provocando un miedo generalizado en la población.
Indudablemente, el estigma más claro para la actualidad es el que dejó la guerra civil que atravesó El Salvador de 1980 a 1992. El sólo hecho de seguir llamando a la época actual como “posguerra” lleva implícita la idea de que está en gran parte relacionada con la guerra. Doce años de conflicto y alrededor de 75 mil muertos dejaron huella en las construcciones mentales y sociales de la población salvadoreña. Construcciones profundas que no se deshacen simplemente con discursos de paz y democracia.
Hay que recordar que la guerra dada su naturaleza creo normas y valores sociales que legitimaron y privilegiaron el uso de la violencia en las relaciones sociales exacerbando y universalizando  la cultura de la violencia en la que ahora vivimos inmersos
La violencia se fue insertando en las concepciones de la sociedad, como una manera eficaz para dirimir los conflictos, y obtener beneficios más rápidamente, es así que estamos viviendo los días más negros del periodo de transición democrática, donde se experimentan homicidios espantosos que ni siquiera en el conflicto armado se observaban a pesar de ser una guerra sangrienta.
Para mencionar algunos hechos: están apareciendo cadáveres amputados donde algunas partes del cuerpo aparecen en un lugar y las otras partes en lugares distintos y muchas personas son encontradas calcinadas que antes de ser asesinadas fueron torturadas y estranguladas.
La población se encuentra asediada por la delincuencia, todos los días cierran negocios llámense tiendas, colegios, almacenes, pequeños comerciantes ya que las maras imponen rentas que van desde 100 dólares hasta miles y muchos al no cancelar se exponen a ser asesinados.
En este contexto para algunos empresarios la delincuencia se convirtió en un negocio lucrativo, pues recién finalizada la guerra comenzaron a surgir las ventas de armas de fuego y cuyos propietarios son altos funcionarios de gobierno anteriores y las empresas de seguridad privada que en el momento actual sobrepasan más de 25,000 policías privados, dicha cantidad no se equipara el número de efectivos  con que cuenta la policía nacional civil.
Esta  criminalidad que vive  El Salvador revela una grave crisis, una descomposición social a la que nos han llevado las administraciones del actual partido de Gobierno, Alianza Republicana Nacionalista Arena, que el primero de Junio del 2009 concluyo con 20  años en el poder.
La violencia se recrudece cada día y en los últimos dos años de lo que va del 2009 las estadísticas de la policía nacional civil, fiscalía general de la república y medicina legal, consideran que existe un elevado e incontrolable índice de delincuencia que a pesar de los planes mano dura y súper mano  dura implementados por el gobierno de Francisco Flores (1999-2004) Y Antonio Saca (2004-2009) y el endurecimiento de las leyes  no han tenido éxito como lo demuestran los siguientes datos.
Para el año del  2007 se registraron 3,497 homicidios, en el 2008 existe una leve disminución ya que se reportan 3,179 y solo en lo que va de los primeros seis meses del 2009 se reportan 2,138, lo que equivale a que sucede un promedio de 356 asesinatos por mes y una media de 12 homicidios por día.[2]
Esta situación de inseguridad provoca que la población tome medidas  para poder defenderse de la delincuencia y lo más inmediato es poseer un arma, ante la impotencia de las instituciones de seguridad pública de erradicar dicho fenómeno.
Sin duda las principales ciudades del país han debido experimentar con mayor fuerza este espiral de violencia por las grandes concentraciones de población que producto de la falta de oportunidades en las zonas rurales y departamentos que reflejan mayores niveles de pobreza han tenido que emigrar a los centros urbanos en busca de mejores condiciones de vida, lo cual genera nuevas configuraciones urbanas desde aquellos que reflejan los cinturones de pobreza hasta ciudades cerradas con las mayores condiciones de seguridad para resguardarse de la delincuencia.
LA NUEVA REALIDAD URBANA DEL SALVADOR.
El salvador, es uno de los países más densamente poblados y deforestados de América Latina, vive un acelerado crecimiento urbano producto de una serie de factores económicos, políticos y sociales que se pueden vislumbrar desde mediados del siglo XX y un claro aumento en el contexto del mundo globalizado producto de la profundización de las condiciones más sentidas de la población.
Cuando examinamos los niveles de crecimiento urbano durante los últimos años, encontramos que el factor económico y la guerra son determinantes en los procesos de migración interna y que han contribuido a elevar los niveles de asentamientos en múltiples dimensiones desde las comunidades marginales con una cantidad de viviendas,  un alto grado de población, y con condiciones que los vuelven vulnerables por ejemplo la mujeres sufren problemas de desempleo y discriminación, los niños sufren de una cantidad de epidemias  en cada año, los jóvenes son estigmatizados bajo el contexto delincuencial que vive el país y estas están localizadas en terrenos semicéntricos de extensiones considerables, hasta y vertederos humanos en el corazón de las ciudades, donde no cuentan con servicios básicos como energía eléctrica, agua potable y vías de acceso y que por el contrario al habitar terrenos privados o municipales son objeto de desalojos a través de decretos de ley que en muchos casos conducen a la utilización de la fuerza y la violencia.
Es importante considerar que la mitad de la población urbana está por debajo del nivel de pobreza en quince países del mundo, entre ellos Bolivia, Colombia, Guatemala y Haití.[3]
En por lo menos otros ocho países, incluidos El Salvador y Perú, entre el 40% y el 50% de la población urbana vive por debajo de ese nivel, dice El Fondo de Población de Naciones Unidas. (UNFPA).[4]
Los procesos migratorios internos de las últimas 2 décadas, uno provocado por la guerra civil de los años 80 y otro por el neoliberalismo han generado todo un proceso de crecimiento urbano que pone en discusión los límites de lo urbano, ya que existe una expansión que genera nuevas formas de vida en la población desde los condominios residenciales populares, colonias, vertederos humanos y ciudades cerradas o de exclusividad que fomentan una nueva trama social en el mundo de las relaciones sociales al excluirse y auto excluirse y los cuales son creados a partir de las condiciones de violencia que vive el país.
En los últimos tiempos a finales del siglo XX y Principios del XXI, la mayoría de los países pobres de América Latina, comenzaron a experimentar una serie de cambios, económicos políticos sociales, culturales, dinamizados por el impulso y la expansión de las economías de los países desarrollados. La globalización concebida como el reacomodo de las economías a nivel mundial y la disputa de los mercados ha conducido a una serie de cambios en las economías de los países pobres en detrimento de sus realidades de atraso , miseria y se han convertido en mercados de consumo, obligándolos a  implementar una serie de medidas de reajuste estructural donde el Estado dejo de cumplir la fusión social,  pasando predominar  la fuerza del mercado impuesta por los grandes monopolios y ampliando la brecha entre ricos y pobres.
El Salvador experimenta, sin duda alguna, los efectos de  la globalización deshumanizante, marcada por el crecimiento económico, el desarrollo tecnológico, la expansión comercial, el predominio del mercado que cambio de manera radical la forma de vida y la cultura de los salvadoreños, propiciando el individualismo y el hedonismo.
Por otra parte se destacan también los procesos urbanísticos que han conducido a profundizar la exclusión social y  una configuración urbana que se contrapone con el legado histórico de la ciudad.
 Los nuevos espacios  urbanos tienen  base en el predominio del mercado  y el  fomento del consumo a través de los medios de comunicación  que impactan constantemente en los patrones de conducta de los/as salvadoreños/as. El nuevo mapa urbano propicia las condiciones  para una ciudad de consumo y de individualismo, donde un buen segmento de la población no goza de  algunos servicios básicos por las condiciones precarias de vida en las que se encuentran, esto nos lleva a diferenciar entre los que se ubican en lo urbano cerrado y los que se encuentran en la periferia de la ciudad condenados al olvido por la ausencia de políticas públicas  por parte del Estado.
Las principales ciudades del país son parte de esos cambios ya que se    trastoco el funcionamiento de estas a partir de las inversiones   extranjeras en la economía local principalmente en el negocio de   inmobiliarios y, que han modificado todo el entramado social histórico,  generando distintos enclaves urbanos, al punto de considerar a la ciudad como un conjunto de piezas  aisladas a partir de la  fragmentación y  el individualismo provocado por el neoliberalismo.
El nuevo mapa urbano y desarrollo inmobiliario que se desarrolla en el país, tiene a su base el crecimiento poblacional a partir de los efectos desbastadores provocados por el neoliberalismo y globalización que condujeron a procesos constantes de migración del campo a la ciudad a partir del desaparecimiento casi total del sector agropecuario, en busca de un empleo que resuelva las necesidades más sentidas de la población.
Es importante destacar que las ciudades han atraído a las personas durante mucho tiempo por lo que ellas ofrecen, El Salvador no escapa a esta realidad, en una propuesta sobre pobreza urbana  presentada al gobierno en el mes de julio del 2009 por el PNUD, se estima que según el censo  de población del año 2007, existe un cambio importante en la estructura demográfica del país.
Esta es una realidad incontrastable ya que 1.6 millones de salvadoreños/as, viven en condiciones de pobreza en las zonas urbanas del país, cifra que equivale al 26.9 % de la población total y que representa más de la mitad de la población en situación de pobreza.
El salvador experimenta un crecimiento urbano que va del 26% al 60% entre 1950 y 2008, en otras palabras significa  que de cada diez personas seis viven en el área urbana, provocando un crecimiento exponencial
El PNUD contabiliza 1,747 asentamientos urbanos con pobreza extrema; el 41% está en los departamentos de San Salvador, La Libertad, Santa Ana y San Miguel.
Estas concentraciones de población en las principales ciudades del país evidencian situaciones alarmantes de pobreza, viviendo en condiciones no dignas para los seres humanos.
 Los espacios urbanos están configurados de grandes contrastes: existen asentamientos donde viven miles de personas con múltiples carencias, y a la par o enfrente se encuentran los lujosos centros comerciales y las mejores zonas residenciales. Es decir, la exclusión de muchos convive con la inclusión de pocos, esta exclusión urbana, pese a estar tan cerca de los principales centros de poder político y económico y de los medios de comunicación, permanece invisible. En estos días en que se habla de democracia de forma teórica, masiva y repetitiva, bueno es recordar que toda esta realidad tiene un carácter estructural.
Las concentraciones urbanas y la creación de cinturones de pobreza en las ciudades, impulsaron una fuerte inversión inmobiliaria en la periferia por parte de las compañías constructoras que bajo la administración de gobiernos anteriores violentaban todo el marco jurídico y no tomaban en consideración factores de riesgo que pusieran en peligro las vidas de sus habitantes.
También es importante mencionar que a escala nacional la delincuencia genero todo un contexto de inversión inmobiliaria que llevo a crear zonas de exclusividad que le permitieran a la población resguardarse de los altos índices delincuenciales que vive el país.
El costo habitacional en el país es elevado, las zonas residenciales de exclusividad son creadas para sectores de la clase media hacia arriba con condiciones económicas privilegiadas y que reúnen circunstancias para crear toda una trama de relaciones sociales de exclusión ya que las personas para ingresar a las ciudades cerradas cuentan con sistemas de seguridad privada, alarmas que dificultan la entrada de personas particulares.
Todo este entorno urbano ha estimulado el deterioro acelerado de las condiciones medioambientales, pues se han talado una cantidad de aéreas de reserva forestal y se deterioran los mantos acuíferos, propiciando una contaminación del aire, el suelo y principalmente los ríos y lagos.


BIBLIOGRAFIA
CARDENAL Rodolfo, Luis Armando GONZALEZ: El Salvador: La Transición y sus Problemas, UCA editores. Primera edición. Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas”. pp 359
FERNANDEZ María Augusta: Ciudades en Riesgos, Red de Estudios Sociales en Prevención de Desastres en América Latina, año 1986
Mesa Técnica (Policía Nacional Civil, Fiscalía General de la Republica, Instituto de Medicina Legal), año 2007, 2008, 2009.

Informe de  la Dirección General de Estadísticas y Censos de El Salvador, año 2000
http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/international/newsid_6247000/6247096.stm.
Redacción de BBC Mundo.(Informe del Fondo de Población de Naciones  Unidas).





Informe de  la Dirección General de Estadísticas y Censos de El Salvador, año 2000
Mesa Técnica (Policía Nacional Civil, Fiscalía General de la Republica, Instituto de Medicina Legal), año 2007, 2008, 2009.
[3] http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/international/newsid_6247000/6247096.stm