miércoles, 25 de junio de 2014

EL TRIÁNGULO DEL NORTE FRENTE A LOS DESAFÍOS DE LA MIGRACIÓN INFANTIL HACIA LOS ESTADOS UNIDOS

Rudis Yilmar Flores Hernández
Sociólogo, Profesor de la Universidad de
El Salvador, San Miguel, C.A
La Organización Internacional del Trabajo estima que una de cada ocho personas en el mundo son migrantes;  que la juventud representa una alta cuota de esta población  y que entre ellos se encuentran millones de niños menores de 18 años que migran internamente y muchas veces como la realidad de los países  centroamericanos atraviesan fronteras sin sus padres convirtiéndose en  parte del tráfico ilegal de personas.
En la mayoría de los países de esta parte del mundo, es importante analizar los procesos migratorios desde un perspectiva histórica que nos permita trazar una línea de tiempo que nos ayude a entender el fenómeno de la migración infantil que en lo que va del 2014 mantiene un amplio debate entre las autoridades norteamericanas con los presidentes del triángulo del norte  por la cantidad de infantes que son capturados sin sus padres en la travesía hacia territorio norteamericano.
De manera muy particular Honduras, Guatemala, El Salvador experimentan procesos migratorios a gran escala por diferentes razones ya sea por fenómenos naturales o situaciones económicas, políticas y sociales. En el pasado reciente se generaron conflictos armados internos que se prolongaron por muchos años o décadas como la guerra civil de Guatemala, El Salvador donde la población se vio en la obligación de abandonar sus lugares de origen siendo la niñez el sector más vulnerable donde solo había espacio para la guerra y no para la recreación, y la convivencia familiar.
Otro elemento de análisis lo representan los estragos causados por el Neoliberalismo aplicado desde 1989, provocando procesos de privatización  de la mayoría de instituciones del Estado y medidas de reajuste estructural en una clara reducción de las funciones sociales del Estado dedicado únicamente a crear un marco jurídico, político garante de las reglas del libre comercio, profundizando la brecha entre ricos y pobres, estableciendo una nueva doctrina del saqueo total de nuestros pueblos.
La conflictividad, la inseguridad de la región durante los últimos años causada por  la proliferación de las maras o pandillas, el narcotráfico afecta directamente a  los niños que por la ausencia de sus padres muchos terminan involucrados en grupos delincuenciales y al igual que en la guerra civil son el sector más vulnerable; para que muchos sobrevivan  son enviado con traficantes de personas en busca del sueño americano, muchos mueren en el camino  en manos de los carteles de la droga en México, muchos capturados por las patrullas fronterizas quienes enfrentan condiciones muchas veces inhumanas sin poder encontrarse con sus padres y terminan siendo deportados a sus países de origen.
Miles de niños y niñas huyen constantemente de la  pobreza y la violencia en Centroamérica, cruzando solos hacia los Estados Unidos, la mayoría de ellos capturados en el camino hasta enfrentar procesos de deportación, frustrando la posibilidad de reunirse con sus padres, de vivir ahí, de asistir  a la escuela, de poder encontrar un empleo y de una reunificación legal.
En los últimos días el gobierno norteamericano decreto emergencia nacional por la cantidad de niños que ingresa de manera ilegal, según Obama más  en lo que va del año fiscal del 2013 a septiembre del 2014 se habrán detenido 90 mil menores que viajan solos intentando cruzar la frontera con México de manera ilegal.
Algo está claro en todo esto, los niños y niñas siguen siendo los más afectados de las decisiones  que asumen los gobiernos, de la falta de políticas  inclusivas y del impulso de un modelo de desarrollo que resuelva los problemas más sentidos de la población. El flujo migratorio no se detendrá si los estados de la región no asumen su función social y el presidente Obama debe asumir con seriedad y responsabilidad la reforma migratoria prometida desde su primer periodo de gobierno, razón por la cual el voto latino que supera más del  30% lo llevo a la casa blanca.
Ahora no se trata si los Estados Unidos quieren o no resolver el problema migratorio, es una realidad que se les convierte en una bomba de tiempo, podrán construir los muros que quieran, endurecer las leyes migratorias, cazar a los migrantes, exponerse a ser asesinados o secuestrado por los carteles de la droga en México o la venta de órganos humanos, terminar mutilados por viajar en el tren llamado la “vestía” o morir en el desierto pero no detendrán el flujo masivo de personas que huyen de la realidad que afecta directamente a la familia centroamericana.
A pesar que Joe Biden vicepresidente de los Estados Unidos en reunión con los presidentes de Guatemala, El salvador y Honduras la tercera semana de junio, sostuvo que  no habrá trato migratorio especial para los niños detenidos, se intentara apoyar con programas sociales destinados a reducir las posibilidades de emprender un viaje para los menores haciendo ver los traumas y el peligro al que pueden estar expuesto.
Los presidentes concluyeron en la reunión con Biden que la salida a la situación de la crisis humanitaria que se vive con la migración infantil debe ser abordada desde un enfoque humanitario por el alto grado de vulnerabilidad que los niños y niñas presentan, mientras tanto los infantes seguirán enfrentando las condiciones inhumana en los albergues que carecen de un ambiente adecuado  y mientras los Estados Unidos alienten los procesos antidemocráticos y estimulen a los grupos de ultra derecha en toda la región verán florecer nuevos flujos migratorios, al no resolver los problemas estructurales que promueven la migración.