EL
TRIÁNGULO DEL NORTE FRENTE A LOS DESAFÍOS DE LA MIGRACIÓN INFANTIL HACIA LOS
ESTADOS UNIDOS
Rudis Yilmar Flores Hernández
Sociólogo, Profesor de la
Universidad de
El Salvador, San Miguel, C.A
La Organización Internacional del Trabajo estima que
una de cada ocho personas en el mundo son migrantes; que la juventud representa una alta cuota de
esta población y que entre ellos se
encuentran millones de niños menores de 18 años que migran internamente y
muchas veces como la realidad de los países
centroamericanos atraviesan fronteras sin sus padres convirtiéndose
en parte del tráfico ilegal de personas.
En la mayoría de los países de esta parte del mundo,
es importante analizar los procesos migratorios desde un perspectiva histórica
que nos permita trazar una línea de tiempo que nos ayude a entender el fenómeno
de la migración infantil que en lo que va del 2014 mantiene un amplio debate
entre las autoridades norteamericanas con los presidentes del triángulo del
norte por la cantidad de infantes que
son capturados sin sus padres en la travesía hacia territorio norteamericano.
De manera muy particular Honduras, Guatemala, El
Salvador experimentan procesos migratorios a gran escala por diferentes razones
ya sea por fenómenos naturales o situaciones económicas, políticas y sociales.
En el pasado reciente se generaron conflictos armados internos que se
prolongaron por muchos años o décadas como la guerra civil de Guatemala, El Salvador
donde la población se vio en la obligación de abandonar sus lugares de origen
siendo la niñez el sector más vulnerable donde solo había espacio para la
guerra y no para la recreación, y la convivencia familiar.
Otro elemento de análisis lo representan los
estragos causados por el Neoliberalismo aplicado desde 1989, provocando
procesos de privatización de la mayoría
de instituciones del Estado y medidas de reajuste estructural en una clara
reducción de las funciones sociales del Estado dedicado únicamente a crear un
marco jurídico, político garante de las reglas del libre comercio, profundizando
la brecha entre ricos y pobres, estableciendo una nueva doctrina del saqueo
total de nuestros pueblos.
Miles de niños y niñas huyen constantemente de
la pobreza y la violencia en
Centroamérica, cruzando solos hacia los Estados Unidos, la mayoría de ellos
capturados en el camino hasta enfrentar procesos de deportación, frustrando la
posibilidad de reunirse con sus padres, de vivir ahí, de asistir a la escuela, de poder encontrar un empleo y
de una reunificación legal.
En los últimos días el gobierno norteamericano
decreto emergencia nacional por la cantidad de niños que ingresa de manera
ilegal, según Obama más en lo que va del
año fiscal del 2013 a septiembre del 2014 se habrán detenido 90 mil menores que
viajan solos intentando cruzar la frontera con México de manera ilegal.
Algo está claro en todo esto, los niños y niñas
siguen siendo los más afectados de las decisiones que asumen los gobiernos, de la falta de
políticas inclusivas y del impulso de un
modelo de desarrollo que resuelva los problemas más sentidos de la población. El
flujo migratorio no se detendrá si los estados de la región no asumen su
función social y el presidente Obama debe asumir con seriedad y responsabilidad
la reforma migratoria prometida desde su primer periodo de gobierno, razón por
la cual el voto latino que supera más del
30% lo llevo a la casa blanca.
Ahora no se trata si los Estados Unidos quieren o no
resolver el problema migratorio, es una realidad que se les convierte en una
bomba de tiempo, podrán construir los muros que quieran, endurecer las leyes
migratorias, cazar a los migrantes, exponerse a ser asesinados o secuestrado
por los carteles de la droga en México o la venta de órganos humanos, terminar
mutilados por viajar en el tren llamado la “vestía” o morir en el desierto pero
no detendrán el flujo masivo de personas que huyen de la realidad que afecta
directamente a la familia centroamericana.
A pesar que Joe Biden vicepresidente de los Estados
Unidos en reunión con los presidentes de Guatemala, El salvador y Honduras la
tercera semana de junio, sostuvo que no
habrá trato migratorio especial para los niños detenidos, se intentara apoyar
con programas sociales destinados a reducir las posibilidades de emprender un
viaje para los menores haciendo ver los traumas y el peligro al que pueden
estar expuesto.
Los presidentes concluyeron en la reunión con Biden que
la salida a la situación de la crisis humanitaria que se vive con la migración
infantil debe ser abordada desde un enfoque humanitario por el alto grado de
vulnerabilidad que los niños y niñas presentan, mientras tanto los infantes
seguirán enfrentando las condiciones inhumana en los albergues que carecen de
un ambiente adecuado y mientras los
Estados Unidos alienten los procesos antidemocráticos y estimulen a los grupos
de ultra derecha en toda la región verán florecer nuevos flujos migratorios, al
no resolver los problemas estructurales que promueven la migración.